¿Quién dijo que el verano era para viajar? Sentimos una gran necesidad de escapar. Los motivos pueden ser diversos, pero hay algo en común entre ellos. Parece que si nos movemos, nos sentimos más vivos. Es una necesidad que todos compartimos, aunque no sabemos exactamente de donde sale. No la comprendemos ni la analizamos, pero notamos su fuerza.
Hoy en día, nuestro horizonte se ha ensanchado. Ya todo se nos queda pequeño. Vemos imágenes que se nos graban en la memoria y que nos atraen, sin importarnos si están cerca o muy lejos. Sea como sea buscamos la manera de aproximarnos a esos paraísos. No alcanzamos a todo y acabamos seleccionando en base a otras consideraciones, y así dejamos que se nos escapen otros muchos escenarios. Una cosa sí podemos. Es ser observadores de nuestro entorno más cercano. Si dejamos que nuestros sentidos se impregnen, llegaremos a descubrir pequeños detalles que antes eran imperceptibles a nuestros ojos.
Pero hay otra forma de viajar. Es a través de la lectura. Podemos visitar lugares recónditos que la vida nunca nos ofrecerá. Podemos conocer personajes que pueden acabar siendo tan reales como las personas que tenemos a nuestro alrededor. Esta magia tan simple, funciona. ¡Claro que funciona!
¿Habéis probado a leer obras de teatro? Por un instante, te conviertes en un “viajero inmóvil”. No tienes que desplazarte ni moverte de donde estas. Nada de colas ni esperas en aeropuertos o estaciones. Y sin embargo el viaje lo estas realizando en cada instante, porque viajas acompañando a los personajes. Mejor dicho, viajas en el interior de esos personajes y compartes sus emociones. Tú puedes controlar la velocidad del viaje y con tu conciencia humana, cívica, ética….acabas simpatizando o disgustándote con las situaciones que llegas a vivir a través de ellos.
Basta de filosofía amateur. Todos los compañeros y compañeras que compartimos los proyectos de ART EN ACCIÓ, tenemos ganas de que empiece el nuevo curso y que los nuevos retos se pongan en marcha.
La energía y adrenalina que nos proporciona, ponerle cara y voz a una ficción escrita en un papel, es comparable a pocas cosas en la vida. El teatro nos proporciona vida.
Un verano sin teatro puede hacerse muy largo. Pero Setiembre llega inexorablemente para abrir un nuevo curso. Seguro que nos reencontraremos con los compañeros y compañeras con los que vivimos emociones fuertes en el pasado, pero como todo el mundo es bienvenido, nuevas incorporaciones nos traerán caras nuevas, con las que poder trabajar juntos, con responsabilidad y entrega.
Porque es importante destacar que el teatro es una actividad grupal, donde lo que hagamos o dejemos de hacer, repercute en el grupo. Adquirir de buen principio este sentido de la responsabilidad, es señal de que las cosas se están haciendo bien y que ya tenemos puesta la primera piedra en la construcción de todos los proyectos teatrales que nos están esperando.
VIVA EL TEATRO Y VIVA UN AÑO MAS, ART EN ACCIÓ.